La relación entre la concepción del autor de Lo visible y lo invisible sobre la visión (que incluye lo imaginario y la imagen misma) y lo que un poco vagamente se denomina el “campo virtual”, es puesta de relieve por Carbone para quien la perspectiva de Merleau-Ponty habilita el esfuerzo del pensamiento filosófico sobre algunos fenómenos culturales de la actualidad, en particular, aquellos que giran en torno a la noción de ‘post-humano’. Estas reflexiones se inscriben, según Carbone, en lo que Deleuze, inspirándose en Nietzsche, ha caracterizado como la “inversión del platonismo”, en tanto pretenden quebrar esa “versión simplificada de la filosofía de Platón [que] sigue siendo la manera dominante de pensar”. Es decir, aquella que nos habla de la existencia de dos órdenes diferentes, lo sensible y lo pensable, pero que además importa un estatus jerárquico en el que el pensamiento, es decir el orden intelectual, supera, -por universalizador, por explicativo, por teorizante-, a lo sensible; es decir al orden material, que contingente y coyuntural, aparece ante nuestros ojos con sus características constitutivas: la singularidad y la indeterminación.