A través de “La guerra perdida del viejo gudari”, que integra el volumen Guárdame bajo tierra, Ramón Saizarbitoria muestra cómo lo incompleto del relato de lo que uno ha vivido contado por otros exige reconstruir la propia historia, recordarla, revisitarla, desenterrarla, incluso cuando ese proceso doloroso lleve a la muerte.
Un viejo gudari debe renunciar a la promesa hecha de no regresar a Burgos y dirigirse allí para obtener una pensión del gobierno. Esta situación traumática es el inicio de un proceso de recuperación de la memoria individual y de la memoria colectiva.
La “historia” tiene muchas versiones, y en cada una de ellas un narrador (Amiano, el notario, Eguía) escoge qué incluir y qué excluir de tales relatos guiados por intereses personales. Cada versión recupera fragmentos de una historia que han sido olvidados para que otros sean recordados. Los diferentes narradores que asumen la tarea de relatar poseen diferentes grados de legitimidad dependiendo de quién se constituya en oyente de esa historia: algunos están más legitimados que otros y a través de ellos el relato mismo ha pasado a ocupar el lugar del recuerdo.
Este trabajo analizará la construcción de las diferentes versiones de la historia del viejo soldado, su legitimidad y funciones, y la construcción de una versión mayor que engloba a las otras, realizada por el narrador de esta novela breve mientras acompaña al soldado en la recuperación de su memoria.