Para introducirnos en este tema, nos parece importante traer a colación las categorías expresadas por el catedrático Pierre Renouvin y su colaborador Jean Duroselle, quienes se referían a un conjunto de fuerzas como los condicionantes de muchos de los proce-sos que se dieron dentro de las Relaciones Internacionales. Como precisa Renouvin (2000: 9-10):
Las condiciones geográficas, los movimientos demográficos, los intereses económi-cos y financieros, los caracteres de la mentalidad colectiva, las grandes corrientes sentimentales, nos muestran las fuerzas profundas que han formado el marco de las relaciones entre los grupos humanos y que, en gran medida, han determinado su naturaleza... En sus decisiones o en sus proyectos, el estadista no puede ignorarlas; ha experimentado su influencia y está obligado a admitir los límites que ellas le im-ponen a su acción En este orden de ideas y profundizando sobre este concepto, Duroselle (1992: 169) rea-liza una clasificación de las fuerzas por su naturaleza y distingue dos tipos: las profundas y las organizadas. Las primeras las caracteriza como "masivas, difusas y oscuras", verda-deras canalizadoras de los sentimientos, deseos, temores y angustias. Son las que gene-ralmente se encuentran presentes en las revoluciones. Por otro lado, las organizadas suelen ser más precisas, claras y definidas que las anteriores, se desencadenan de ma-nera deliberada y en función de objetivos o metas predeterminadas.
En la doble Revolución Rusa podemos ver presentes estas categorías: en la primera —la de febrero—, claramente las fuerzas profundas fueron las protagonistas, mientras que en octubre de 1917, Lenin canalizó las energías hacia un propósito determinado y fijado por él: la victoria Bolchevique por sobre los Mencheviques. Por eso, en esta segunda etapa podríamos hablar de fuerzas organizadas.
Dentro de este segundo tipo podemos señalar a la propaganda y a la agitación como verdaderas herramientas utilizadas por el líder bolchevique para lograr la Revolución. "Lo principal, dijo Lenin, es la agitación y la propaganda en todas las capas del pueblo”, cita Jean-Marie Domenach (1968: 2).
Por esta razón, en el presente trabajo analizaremos, entonces, las nociones básicas de la propaganda, para pasar luego a estudiar cómo se desarrolló durante la Revolución de Octubre en Rusia.