Los años setenta y ochenta fueron para España probablemente las décadas que más cambiaron la configuración del país en su historia reciente. Fin de la dictadura, transición a la democracia, entrada en la Unión Europea fueron los cambios a nivel político y junto con ello se introdujeron cambios en el discurso, la estética e incluso las mentalidades de gran parte de la población española que había estado anquilosada durante cuarenta años.
Junto con todo ello, empezaron a llegar a España gentes venidas de diversos rincones del mundo. Era una novedad para este país el tener inmigración económica o política, ya que hasta bien entrados los años sesenta la balanza en este aspecto había sido negativa.
En muy poco tiempo pasaron de ser un país de huida a uno de acogida, en especial para los exiliados que venían de las recientemente instauradas dictaduras de la Seguridad Nacional. En este trabajo nos vamos a centrar en la relación que se dio con los exiliados de Chile y Argentina. Nuestra idea no es estudiar al exilio en sí mismo sino lo que aportó ese exilio a la sociedad en la que vivía y cómo ese sustrato de convivencia y lucha común sería importante para la construcción de un tipo de memoria histórica en España posteriormente.
(Párrafo extraído a modo de resumen)