Recientemente se han incrementado las investigaciones sobre la historia de la música en América Latina, proceso que se ha configurado en forma de festivales, congresos y jornadas dedicadas a alguna faceta de esta temática. Si bien estos eventos son bastante frecuentes, la mayor parte de lo allí producido en general impacta solo al interior de los círculos académicos, y entonces los aportes más importantes del conocimiento en torno a la historia musical de nuestro continente suelen no trascender por fuera de esos ámbitos especializados. Además, la mayoría de las investigaciones y publicaciones referidas a la temática rehúsan fórmulas integradoras que reúnan la extensión territorial y la diversidad cultural que conforman América Latina. Un corpus de conocimiento altamente fragmentado y particularizado, junto a una muy baja inclusión curricular en la formación musical de todos los niveles, incluído el superior universitario, son formas verificables de la escasa presencia de una escucha latinoamericana en la historiografía musical de nuestra región y su escaso impacto en los imaginarios sociales sobre la música presentes en la población de los países que la integran.