Hasta no hace mucho, los proyectos de investigación docente de arte eran juzgados y evaluados con los parámetros de otras disciplinas y muchas veces un físico se encontraba diagnosticando a un artista plástico, exigiéndole verificación, contrastación, objetividad, en fin, ‘resultados científicos’ en su producción. Pero el arte es otra cosa, es conocimiento plasmado, es cognitivo, es racional pero no es discursivo, no suma al logocentrismo imperante, ya que la obra de arte hace hablar a la realidad, pero no con palabras. Los artistas realizan una indagación, una exploración, es decir, una investigación para realizar la obra, aunque no haya una investigación científica que siga un método dado.