Si bien la práctica de significado musical tiene sus raíces en la experiencia con la música también incluye descripciones, en particular cuando dicha práctica es comunicada. Esto encuentra relación con los modos en que las personas se involucran con la música. Este involucramiento puede tener lugar de un modo directo, en el que se establece una relación que permite una experiencia de resonancia conductual con la energía física, o uno indirecto, que se da a través de un mediador (por ejemplo, una descripción lingüística, una partitura o un reproductor de audio) y promueve el acceso a la música como representación mental, pero no como energía sonora. Estos modos no son excluyentes y pueden reforzarse mutuamente en tanto se encuentren balanceados. Aunque una descripción se basa principalmente en la abstracción, la conceptualización y la verbalización, es posible considerar formas alternativas de descripción no lingüísticas.