El presente trabajo se pregunta por el proceso de cosificación del sujeto, específicamente, cómo la subjetividad del individuo y la organización de las prácticas sociales quedan definidas a través de la estandarización de la lógica del consumo y la abstracción del valor de cambio de los bienes culturales. Este proceso se plantea a partir de lo que con los frankfurtianos conocemos como “industria cultural”, siendo su principal característica la repetición, la (re)producción de siempre lo mismo, obturando posibilidades otras, presentando a la cultura como universal, como un instante eterno.
Sobre esta base, se plantea la idea de diversión como una de las características actuales de la cultura y la producción de cuerpos ansiosos como su contracara, permitiéndonos problematizar el modo en que percibimos y experimentamos nuestros cuerpos y la autodominación que se produce a través del proceso de socialización que la cultura dignifica.