El concepto de reconocimiento ha adquirido una nueva relevancia en la teoría social contemporánea a partir de la reconstrucción histórica y el uso crítico que ha venido haciendo del mismo, en distintos contextos, Axel Honneth. Como es sabido, este concepto que marca de modo inequívoco la tradición del pensamiento hegeliana, acompañó también a los otros dos grandes proyectos de teoría social crítica de la Escuela de Frankfurt, me refiero a pensamientos tan diferentes en términos estilísticos y teóricos como los de Adorno y Habermas. Finalmente, para la controversia que me interesa plantear en esta ocasión, no resultaría difícil demostrar que la teoría de Habermas es una especie de teoría del reconocimiento restringida y la teoría de Adorno puede ser perfectamente pensada como una teoría del reconocimiento diferido. El concepto de acción comunicativa de Habermas -con sus implicancias en la teoría social y la ética del discurso- es, sin dudas, una teoría del reconocimiento racional, esto es, dialógico, no-violento y abierto a la libertad social de los participantes; y el concepto de mimesis de Adorno -con sus implicancias en la crítica del conocimiento y las pulsiones morales- supone una teoría del reconocimiento utópico-imposible en las actuales condiciones de la vida social, pero todo su mesianismo racional apunta en esa dirección. En los bastidores de estas construcciones teóricas se encuentra obviamente Hegel: en el caso de Habermas en la indagación del devenir histórico de esa Razón que habilita y surge del reconocimiento recíproco y en el caso de Adorno en la insistencia en la negatividad del pensamiento de las síntesis dialécticas que dejan la huella de “otro reconocimiento”, que sería el único justo y verdadero. En este sentido, la reposición de la reflexión crítica que desarrolla Honneth sobre el concepto de reconocimiento sólo opera haciendo emerger y clarificando esta dependencia común, bajo la pretensión de plantear nuevos objetivos para esta tradición teórica.
(Párrafo extraído a modo de resumen)