La definición de género como construcción cultural nace a partir de relaciones de poder; las representaciones de lo femenino / masculino se materializan en los cuerpos por medio de prácticas concretas según una perspectiva dominante que determina el deber ser. La escritura es un espacio que reproduce relaciones sociales y de género insertas dentro de una red retórica y de poder (Morgade, 2011). El lenguaje construye a los individuos a través de relaciones con consecuencias en la realidad (De Lauretis, 1989). La literatura como representación de la realidad, señala la posición que asumen los sexos al interactuar (Butler, 2006).