Desde que el graffiti move tomó visibilidad en nuestro territorio, traído desde el cine y la televisión como una moda foránea que se extendía, luego gracias a Internet y las primeras revistas que llegaban, como consecuencia de una cultura que se globalizaba y mundializaba, la escena fue creciendo y reclamando atención: del público, de los medios, de los investigadores del arte y la cultura.
Nos remontamos a los años ´90 para ubicar temporalmente una suerte de inicio del imaginario que este movimiento despliega, pero sin dejar de atender al hecho de que ya existía en nuestro país una actividad graffitera de larga trayectoria con la cual este nuevo tipo de imágenes conviven y se influencian. Desde esos primeros momentos, hasta la actualidad, no se ha dejado de producir y crear graffiti así como otro tipo de trabajos artísticos en la calle. Más aún: cada año la producción fue incrementándose, cobrando notoriedad, adoptándose a nuevas técnicas, nuevos actores tomando lugar en la escena, y los medios, la legislación y los investigadores interesándose en todos estos aspectos de lo que fue tomando nombre: arte callejero.