Tal como anuncia Michel Chion, el reconocimiento de estas transmisiones sonoras en el contexto de un film podrá producirnos la impresión de independizar los sonidos de sus fuentes emisoras. Es decir que podamos considerar como admisible observar, por ejemplo, a aquel astronauta flotar en el espacio, mientras “interceptamos” su voz; o identificamos a una nave espacial o avión en pleno vuelo, al tiempo que “captamos” la conversación de los pilotos, etc. De este modo estaremos aceptando el quiebre en la relación del Punto de vista y el Punto de escucha al estar siendo vulneradas las correspondencias del emisor sonoro, que bajo otras circunstancias, próximas al realismo acústico, se encontrarían atadas a la relación de los parámetros visuales y auditivos entre distancia/intensidad, ubicación/espacialidad, ámbito/reverberación-timbre, etcétera.
Al reconocer este tipo de transmisiones sonoras, ¿por qué aceptamos con tal naturalidad la desvinculación del Punto de vista y el Punto de escucha?, ¿ocurrirá que en esos instantes tomamos conciencia que las señales de audio están siendo transmitidas a través de un medio ajeno a las leyes acústicas de propagación de un espacio físico?, ¿será por el hecho de concebir que el medio de transmisión electrónico no es del orden de lo natural?