Las ciencias sociales se encuentran en una situación especial, distinta del resto de las disciplinas, pues la visión acerca del mundo social les es disputada a los académicos por otros agentes sociales como los escritores, aspecto sobre el cual ha llamado la atención ya hace un tiempo Pierre Bourdieu al sostener que:
“El campo de las ciencias sociales está en una situación muy diferente a la de los otros campos científicos: por el hecho de que tiene por objeto al mundo social y porque pretende producir de él una representación científica, cada uno de los especialistas está allí en concurrencia no solamente con los otros científicos, sino también con los profesionales de la producción simbólica (escritores, políticos, periodistas) y, más ampliamente, con todos los agentes sociales que, con fuerzas simbólicas y con éxitos muy desiguales, trabajan para imponer su visión del mundo social.” (Bourdieu, 2007: 113)
En este sentido, lo ocurrido en la década del sesenta en nuestro país parece ser un ejemplo de esta situación, ya que si bien es la época de un rápido desarrollo de la primera carrera de Sociología en nuestro país, ello no fue un obstáculo para que el ensayismo social tuviese una importante repercusión.