Una de las tendencias actuales de investigación sobre aprendizaje en ciencias parte de que los alumnos, antes de la instrucción formal en determinados conceptos científicos, han desarrollado sus propias teorías explicativas de los fenómenos naturales. Uno de los supuestos básicos de este tipo de investigación es que las concepciones de los alumnos previas a la instrucción formal interfieren de modo determinante en el aprendizaje de los conceptos científicos (Ausubel et al, 1978).
En la actualidad se sabe que para aprender temas complejos es necesario indagar en las ideas previas que tienen los estudiantes en relación a esos temas con el fin de ir poniendo a prueba estrategias didácticas para mejorar la enseñanza. Existen numerosos trabajos que analizan las ideas previas de los alumnos respecto de un determinado tema, varios desde una perspectiva escolar en la línea de investigación - acción, poniendo a prueba estrategias didácticas para mejorar la enseñanza (Cañal de León & García, 1987; Cañal de León, 1991; Charrier Melillán et al, 2006; Sáenz Guarin, 2012).
Los alumnos, antes de acceder a la instrucción formal, han desarrollado sus propias concepciones sobre los hechos en base a su experiencia de contactos con el medio natural y social. Estas concepciones se las denomina con diversos nombres en la literatura: ideas intuitivas, marcos conceptuales, preconcepciones, errores conceptuales, entre otros (Serrano, 1987). Estas ideas intuitivas se consideran algo más que una explicación improvisada del individuo. Se las trata como estructuras mentales que dan al sujeto una visión coherente de las cosas desde su perspectiva. Los marcos alternativos que elaboran las personas no suelen coincidir con la versión de los hechos que la ciencia propone y son difíciles de cambiar aún después de mediar una explicación científica (Smith & Anderson, 1984).
Existe un notorio desequilibrio entre la gran cantidad de estudios llevados a cabo sobre conceptos fisicoquímicos y los realizados sobre conceptos biológicos. Esto podría ser debido, en parte, a la complejidad de los conceptos biológicos cuyos últimos niveles de análisis nos llevan generalmente a entramados de conceptos físico-químicos, o a una mayor complejidad relacional con otros conceptos biológicos (Serrano, 1987).