La literatura en general es un acto de a dos: el autor propone y el lector completa la historia. Un libro tiene tantas lecturas como lectores. Y, a veces, más. Muchos de nosotros hemos leído un libro dos o tres veces, y nunca lo leemos de la misma manera. Porque en cada lectura intervienen muchos factores, especialmente el momento que estamos transitando. Como autores debemos abstenernos de contarlo todo, y dejar huecos para que el lector complete. Pero hay que conocer la técnica para ver qué se debe contar y qué no.