Como crítico privilegiado dentro del contexto de fines del siglo XIX, Leopoldo Alas no pudo evitar cierta toma de posición con respecto a la herencia del Siglo de Oro. Este tema irradia una serie de interrogantes vinculados a temas diversos que ayudan también a sondear la postura de Clarín en torno a la praxis dramática y a sus referentes pretéritos; a la tensión entre el acervo dramatúrgico tradicional y la aparente “modernización” naturalista; y a la ambigua caracterización del drama barroco por medio de la metáfora recurrente de la “enfermedad”.