En el trabajo abordamos concisamente, pero a la vez de manera consciente las condiciones que circunscriben el anhelo de un joven por estudiar o completar su formación -en el caso universitaria- y las vicisitudes que presenta el devenir inevitablemente si necesita trabajar, para obtener un «sustento económico» a fin de hacer frente entre otros, a los gastos que requiere estudiar, pues cabe distinguir, sí simplemente con sanas ambiciones educativas, a fuerza de sus propios méritos, por más pobre que fuera, tendría igualdad de oportunidades para hacer de sí mismo lo que quisiera o resulta una rareza que los hijos de la pobreza extrema puedan traspasar el «techo de chapa» de su origen social a través de la educación y obtener un ascenso en la escala social.