Este artículo estudia la reacción anticomunista contra las formas incipientes de la nueva izquierda de principios de los sesenta. Analiza, en esta instancia, la influencia de la Revolución Cubana en la política doméstica. Las fuerzas anticomunistas percibieron la amenaza del “castrismo” como una infiltración multisectorial perpetrada a partir del gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962), incluso en algunos de sus funcionarios y colaboradores. Sus huellas eran observadas en los protagonistas de la conflictividad política y social del periodo. Diversos representantes del establishment denunciaron la gravitación desestabilizadora de la Revolución sobre el gobierno y las disputas sociales, entre ellas, los grandes diarios, las fuerzas armadas, dirigentes empresariales, altos prelados de la iglesia y grupos específicos anticomunistas, ligados a organizaciones contrarrevolucionarias cubanas, apoyadas por las agencias de inteligencia de los Estados Unidos.
Algunos interrogantes esperan ser resueltos por este trabajo. ¿Cuáles eran considerados los “agentes” internos de la cubanización? ¿Quiénes fueron los actores locales en la cruzada anticubana? ¿Desarrollaron acciones concertadas con las fuerzas anticastristas emigradas de Cuba y con estrategias anticomunistas impulsadas por el gobierno norteamericano? ¿Qué repertorios de acciones utilizaron para demostrar la “infiltración cubana”? ¿Cómo operaron los dispositivos mediáticos? ¿De qué manera tales acciones contribuyeron a erosionaron la ya de por sí limitada e inconsistente “democracia” surgida en febrero de 1958? A raíz de que las denuncias de las interferencias revolucionarias se prolongaron por varios años, el marco temporal de la investigación examinará la etapa extendida entre el triunfo del Movimiento 26 de julio y la definición del rumbo socialista de la Revolución.