La institución policial es un ámbito fuertemente verticalista, con gran apego a reglas, normas y prácticas que siguen reproduciendo esta centralización y verticalidad del poder, dejando muy poco espacio para posibles cambios.
Como afirma Scalafesa (2013:2), “las relaciones dentro del organismo se encuentran delineadas por relaciones de mando y del ejercicio del poder y del control. Entendemos el poder como un espacio real de relaciones que derivan en dependencias y controles, circunscripto a un marco de sentido dominante, asimétrico en cuanto a los géneros y que tiene consecuencias directas en los vínculos y en la vida tanto de quienes lo ejercen como de los que no”.
El “deber ser” que imprime un conjunto de características “necesarias” cuyo cumplimiento para los miembros policiales se traduce en obligación, es fuente de discriminación para quien no cumple con tales requisitos estereotipados.
El problema que se trata en el presente trabajo, es la existencia de brechas de género entre varones y mujeres policías comando. Se analizarán las mismas en la ciudad de La Plata, en la actualidad, a partir de la incorporación del enfoque de género y del enfoque de derechos humanos.
Entendemos que dichos enfoques son necesarios para rever las políticas públicas vigentes y para comenzar a pensar cambios en las mismas.
Para el análisis de las asimetrías de poder y de la desigualdad de género, se tomarán como base los discursos de policías de comando tanto de varones como de mujeres en un número que permita alcanzar el criterio de saturación.