Frente al desafío de hilvanar experiencias, me he planteado escribir acerca de las estrategias didácticas puestas en práctica en el proceso de evaluación partiendo desde mi trayectoria dentro del aula de una escuela cuya propuesta institucional tiene como fundamento el aula heterogénea. Quiero decir que, si bien para quien suscribe, la escritura académica es una práctica habitual, la experiencia de lo sucedido en el aula implica mucho más que el dominio de las normas de ese lenguaje. Con respecto al tema de esta intervención, me interesaría centrarme y tomar como eje el compromiso afectivo que lleva a la consecución o no de experiencias verdaderamente ricas y enriquecedoras para quienes forman parte de las aulas. Si bien actualmente contamos con una amplia bibliografía al respecto, la pregunta que aún nos ronda es cómo se enseña y/o se aprende a manifestar el afecto dentro del aula.