El trabajo analiza parte de la trayectoria de la asistente social Marta Ezcurra a partir de su participación como presidenta de ALPI (Asociación para la lucha contra la Parálisis Infantil), una entidad creada en 1943 por mujeres para dar asistencia a los niños de familias pobres que habían sido afectados por la poliomielitis2.
La hipótesis que se propone es que para desarrollar el interés fundamental de practicar una modalidad de tratamiento que aún requería de comprobación, galenos y señoras constituyeron una alianza médico-social sostenida en un andamiaje de ideas cristianas que legitimaron sus intervenciones en la vida pública y en el cuerpo de los enfermos, objeto de sus desvelos y sus prácticas. Las preguntas que guían esta propuesta, centrada en la etapa fundacional de dicha organización, son las siguientes: ¿quiénes eran y qué relación tenían estas mujeres con el catolicismo y el mundo de los médicos? ¿Cuál fue el alcance de las pretensiones “morales” que enunciaban discursivamente?.