Cualquiera que haya pasado más de un par de décadas en el ambiente académico, es capaz de enumerar tecnologías que en su momento fueron anunciadas como renovadoras y definitivas para luego, ser condenadas a un prematuro ostracismo. Asimismo, toda idea o tecnología actual en su momento, fue disruptiva. En este marco, adherir al fenómeno de big data por el mero hecho de que está de moda, es tan necio como negarse a hacerlo por la misma razón. Cuánto aprovechar de la denominada revolución de big data, es un enorme desafío para todas las áreas del saber.