El presente trabajo se propone examinar las condiciones de posibilidad para la emergencia de una praxis genuinamente liberadora en el campo del Trabajo Social, bajo la actual coyuntura de avanzada neoliberal. Desde esta perspectiva, en primer lugar adquiere pues relevancia nodal la cuestión de si son acaso posibles prácticas críticas y emancipadoras en dicho contexto o si el planteo mismo no entraña acaso un contrasentido. Siguiendo a Netto, el Trabajo Social “tradicional” no sería más que aquella práctica empirista, reiterativa y burocratizada que los agentes realizan (y realizaron) efectivamente en América Latina, siempre enmarcada dentro de los parámetros de la ética liberal-burguesa y orientada (en clave funcionalista) hacia el objetivo fundamental de corregir los resultados sociales considerados negativos o indeseables (Netto, 1981:44). Sobre esta base, entonces, parece cobrar mayor significación la disyuntiva previamente señalada. Si el/la trabajador/a social se ve obligado/a a presuponer el orden capitalista como un dato factual que no es susceptible de ser eliminado, ¿qué sentido tiene atribuirle a su práctica un potencial transformador del status quo?.