Los significativos avances y transformaciones ocurridos en muchos países de América Latina tuvieron su anclaje principalmente en el lugar asumido por el Estado en las definiciones políticas relacionadas con mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y sectores populares apelando a la redistribución económica del ingreso y al desarrollo de un conjunto significativo de políticas sociales.
Vinculando esta situación con la Republica Argentina se pudo lograr la recuperación del trabajo con una fuerte incidencia en procesos de integración social, fortaleciendo la industria nacional destinada principalmente al consumo interno (reactivando y dinamizando la economía) y ampliando las funciones de instituciones estatales, relacionadas con la accesibilidad a viejos y nuevos derechos promocionando la: salud, educación, justicia, derechos humanos, cultura, etc.
Podríamos decir que todas estas cuestiones, se asentaron en la voluntad política de la gestión gobernante, concretándolos en proyectos institucionales que para su desarrollo tuvieron que atravesar diversas crisis internas y externas relacionadas con disputas de poder político y económico con sectores concentrados de la economía.
Pero aun reconociendo la importancia del despliegue de lo realizado en ese periodo, no podemos dejar de soslayar que cuando se produjo un cambio de gobierno identificado con una matriz neoliberal (accediendo al poder estatal por la vía democrática), rápidamente se observo el desmantelamiento de gran parte de lo realizado, poniendo al descubierto la debilidad y afianzamiento de las políticas desarrolladas, en cuanto su arraigo y sentido de pertenencia en los sectores populares y la precarización laboral de los trabajadores que sostenían estos espacios.