¿Cuáles son las particularidades y las potencias del trabajo artístico a la hora de abordar temas sensibles, social y políticamente hablando? ¿En qué se diferencian estos abordajes respecto del campo de lo comunicacional y lo meramente informativo, declamatorio o programático? ¿Cuál es la política específica del arte en relación a su proclamada autonomía? ¿Cuáles son sus efectos posibles en torno de los fenómenos de significación y producción de sentido y experiencias? Estas son algunas de las preguntas que se intentan responder en el presente escrito, echando mano de la centralidad que las metáforas, tan importantes en la labor poética, tienen en todo proceso cognitivo y recuperando algunas nociones clásicas, pero sorprendentemente actuales para el pensamiento contemporáneo sobre el arte y sus políticas, como extrañamiento, desautomatización y singularización, proporcionadas por las reflexiones y los estudios fecundos llevados a cabo por el formalismo ruso en el primer cuarto del siglo xx.