La pintura y la moda se nutren mutuamente, los diseñadores se inspiran en pintores a la hora de desarrollar los catálogos, muchas creaciones textiles comienzan a formar parte de las colecciones de los museos más renombrados. Tanto en las artes visuales como en el diseño de indumentaria los colores, las formas y las texturas marcan la diferencia. El punto de encuentro entre las artes visuales y el diseño de moda se revela en las pretensiones que comparten de concretar una propuesta estéticamente experimentable. Su intersección fáctica se dará en el cuerpo, utilizado como soporte, como material, como herramienta. Los géneros pictóricos en su jerarquización clásica: pintura histórica, pintura costumbrista, retrato, paisaje, y naturaleza muerta, servirán de inspiración de las producciones textiles, como así también en la forma de comunicarse con el público que receptará estas obras a través de un canal privilegiado: la fotografía de moda. El diseño de indumentaria se deja seducir por la interdisciplinaridad e hipertextualidad que nos propone el arte contemporáneo, abriendo así su camino a nuevos parámetros de representación, exposición y circulación, a la vez que se apropia de espacios tradicionalmente institucionalizados: los museos.