Este trabajo da cuenta del proceso de construcción de una producción plástica, en este caso el diseño y ejecución de los vitrales que hoy revisten la fachada de la Terminal de ómnibus de la Ciudad de Laprida. El mismo se sostiene sobre dos acciones complementarias, un hecho plástico en si y la gestión posible para su realización.
Encontramos en este abordaje la pugna entre creatividad y renovación frente a un estado de situación que en un principio no requiere ser modificado. En nuestro ejercicio nos acompaña siempre la pregunta: “¿Quién necesita un vitral?”, pero ¿quién necesita algo que desconoce o que por costumbre ha visto desde una lejanía de imposibilidades, en manuales, en iglesias, como una práctica de “otros” y para “otros”, alejada, dificultosa, enigmática, ante la que opera como espectador pasivo.
El objetivo es desarrollar e implementar un nuevo modelo de formación y sensibilización en relación con el contexto dado, en pos de crear valor, ligado estrechamente a las posibilidades locales. Posibilitar la inserción de un proyecto en su entorno permite producir, investigar y difundir las prácticas relacionadas con el vidrio para ofrecer variados conocimientos.