Mi camino al campo presenta algunos contrasentidos. Se trata en parte de un intento por conocer ese otro-lugar al que pertenecieron aquellos de quienes soy descendencia y convertirlo así en un lugar que me incluya, por lo cual batallo contra mi propia otredad. Pero también de una trayectoria de retorno constituida por dos temporalidades: la transitada por ellos durante su proceso migratorio y la de mis experiencias del presente mientras vuelvo. Espacios-tiempos de intercambios en los que constantemente se entrecruzan el análisis de las significaciones con mis percepciones afectivas.
¿Pero en dicha puesta en escena me pregunto qué del todo constituye el universo de lo propiamente metodológico? La búsqueda de respuesta me invitó a advertirme como sujeto constituida por una realidad de la que formo parte activa a pesar del ejercicio de la investigación, por ello portadora de habitus y sentidos de identificación particulares que se revitalizan en la proclamación cotidiana de los contextos locales. Pero que al retornar al contexto inicial se me manifestaban como otredad en un vaivén delimitado por mi necesidad de objetivación ysubjetivación, es decir, como construcción de un problema en sí y otro al mismo tiempo.
Premisa epistemológica relevante como punto de partida para poder identificar roles y posicionamientos durante el abordaje de campo.