La producción y el control de cuerpos en la actual era deben pensarse en el marco de las nuevas tecnologías biopolíticas del capitalismo tardío posfordista. La pornografía es, en este sentido, una técnica de subjetivización y disciplinamiento heteronormativo, el costado marginal de las industrias culturales que ni la Academia ni el mercado del arte se atreven a abordar. En este panorama negacionista de la normativización de nuestros cuerpos y frente a una vertiginosa pornificación de la cultura, Albertina Carri retorna sobre su cortometraje Pets (2012) esta vez en la forma de un proyecto transmedial y multicanal que se erige como un monstruoso manifiesto político, una denuncia al capitalismo misógino que se transforma en movimiento de resistencia a los dispositivos normativos del poder. Animales Puros es una antifilosofía sonorovisual que subvierte y reivindica la categoría biopolítica de monstruosidad.