En 1968, Philip K. Dick publicó su novela Do Androids Dream of Electric Sheep?, traducida al español ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Catorce años después se estrenó en los Estados Unidos uno de los films más significativos del cine de ciencia ficción, una de las fundadoras de las representaciones futuristas: Blade Runner1, de Ridley Scott. En la historia del arte, de ser la Literatura la que brindaba a las imágenes del arte motivos y dirección para sus representaciones, pasa a ser la imagen la que alimenta la producción literaria durante el siglo XIX. Se pueden en ambas obras observar cómo, en la contemporaneidad, la obra literaria dialoga con la producción visual predominante: el cine. Podemos analizar los vínculos que establece el film con la novela, como la autonomía que presenta en la creación de sus paisajes, más cercanos al imaginario visual de Scott, y adelantando un imaginario por venir, que al paisaje que imaginó Dick, poco profundizado y descripto. Ambas obras están atravesadas por una pregunta: ¿cómo distinguir al ser humano del androide?, ¿qué nos permite diferenciar lo humano de lo no humano, lo natural de lo artificial?; pero, cada una la plasma de manera diferente. Blade Runner lo hace desde su poderosa propuesta visual, mientras que Dick desarrolla líneas argumentales más complejas para cuestionar(se)lo.