Por los cientos de años que requiere para formarse naturalmente y lo difícil y costoso que resulta recuperarlo, el suelo es considerado como un recurso natural no renovable y su degradación pone en riesgo la viabilidad de las actividades vitales de la naturaleza y de la misma sociedad. Sociedad que hoy enfrenta un escenario global que marca la necesidad de producir más alimentos, fibra y energía sin deteriorar el ambiente. En este contexto global, un desafío crítico será el de adaptar la visión de una agricultura que contribuya con una producción agrícola sostenible para el desarrollo rural, asegurando la seguridad alimentaria y mejorando el nivel de vida de la población.