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Desde que en 1571 Montaigne dio el nombre de “ensayos” a sus meditaciones y composiciones dispersas sobre temas variados, el género quedó caracterizado por la nota personal, por la sombra del autor mezclándose con su tema. La tradición inglesa del ensayo ha sido heterogénea y sólida; iniciada por Francis Bacon, pasando por John Dryden, Joseph Addison, Samuel Johnson, William Hazlitt, Oscar Wilde, entre otros, tiene en Cyril Connolly (1903-1974) un digno exponente. Como en muchos de los autores mencionados, el ensayo de tema literario y la crítica de literatura cobran capital importancia en la producción de Cyril Connolly. Ensayo, autobiografía, cartas, diario personal, editoriales, artículos, miscelánea, conforman un corpus donde la misma variedad confluye en la creación de un personaje polifacético; desde la dirección de la revista Horizon, el articulismo en importantes diarios y la publicación de sus libros ensayísticos, intenta mantener un ideal de compromiso estético y literario en un mundo convulsionado por las luchas políticas, aplicando nociones de gusto y estilo que tendrán influencia en la conformación de un canon literario del movimiento moderno europeo. Dado el cariz subjetivo de estos escritos, se impone develar y reconstruir a partir de ellos la figura del crítico y hombre de letras, cuyo estilo y cualificación nos proponen. El ensayo, con su forma libre y poco restrictiva, se presenta como un género apto para el despliegue de la escritura a múltiples niveles. Mediante esta operación, se dan relaciones diversas en la imbricación que mantienen los distintos discursos en el interior del género. Así, el objeto de estudio de la presente tesis será la obra ensayística de Cyril Connolly, tomando en cada capítulo los ensayos más pertinentes para el desarrollo de mis postulados. La publicación, iniciado el siglo XXI, de sus Selected Works (2003), con la consiguiente traducción al castellano (Obra selecta, 2005), denotan, tal vez, una nueva valoración de su obra, y de su forma de entender y practicar la literatura. A través de la autofiguración Connolly delinea un tipo particular de personaje, de ensayista y crítico literario, cuya configuración a través de sus textos ensayísticos creo importante estudiar. Las relaciones entre autofiguración y ensayo, dado que en muchos de ellos Connolly ejerce la crítica literaria, nos conducen al análisis de los fundamentos de este tipo de crítica, donde lo personal es un elemento visible y hasta productivo; y más allá, a preguntarnos por las relaciones que mantiene el discurso crítico en literatura con la instancia subjetiva. La necesidad de poner su obra y figura en un contexto presta capital importancia a la problematización de sus relaciones con la tradición del género y a la configuración de su posicionamiento dentro del campo literario. Hombre de letras y ensayista, Connolly es un autor excéntrico pero que ocupa un lugar reconocible en su tradición; el estudio comparativo con antepasados y contemporáneos pondrá de relieve continuidades, rupturas y particularidades. Por su parte, la obra y figura de Cyril Connolly han sido objeto de interés constante; velado personaje de novelas, sujeto de dos biografías, memorias, nombre asiduo en los epistolarios y diarios de sus contemporáneos, su figura extravagante y controvertida ha suscitado multiplicidad de comentarios. Enemigos de la promesa (1938) y La tumba inquieta (1945) son ya clásicos del ensayo en lengua inglesa; en el año 2003, como ya dije, se publicó una edición en dos tomos de sus Selected Works; una edición castellana, Obra selecta, fue publicada dos años más tarde (recupera traducciones de libros ya editados en España por la editorial Versal, frutos de un interés por Connolly durante los 90, y agrega nuevas traducciones) y en 2009 fue lanzada en formato de bolsillo. Teniendo en cuenta estos antecedentes, analizaré la obra de Cyril Connolly a partir de las hipótesis de que sus ensayos constituyen un compuesto discursivo heterogéneo que, mediante la sumatoria de procesos de autofiguración y juicios valorativos, construyen la figura, opinión y el gusto de un hombre de letras que se propone una injerencia decisiva en un campo literario particular en el momento problemático en que este tipo de actor se ve sometido a las tensiones que propiciarán su desaparición; a su vez, esta obra constituye una intervención transgresora y polémica en ese universo literario al proponer como legitimidad última de la crítica la construcción subjetiva del crítico mismo. Así, por un lado, me propongo contribuir al conocimiento de la obra ensayística de Cyril Connolly –que, más allá de abordajes biográficos, no ha sido objeto de ningún extenso estudio–, en especial estableciendo los modos de autofiguración que permitan reconstruir un tipo particular de crítico y hombre de letras y explicando los múltiples relaciones que mantienen en su obra la autofiguración, el ensayo y la crítica literaria. Y por otro, entonces, contribuir al conocimiento teórico-crítico de las relaciones entre autofiguración y ensayo, y entre subjetividad y apreciación crítica en el ensayo literario.