En el camino de preguntarnos qué enseñan las psicosis respecto de los lazos sociales, nos encontramos con aquella mujer que devino insignia de la femme fatale: Norma Jeane Mortenson, quien aceptó vestirse de Marilyn Monroe para encarnar el objeto del deseo. El problema es que esta imagen de sex symbol, construida con la ayuda de algunos personajes clave en su vida, no logrará un efecto restitutivo sostenible en el tiempo, sino que la condenará aún más a experimentarse como un resto. El presente trabajo, enmarcado en el Proyecto Promocional de Investigación y Desarrollo denominado “LA PSICOSIS EN EL LAZO SOCIAL” de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP,) dirigido por la Dra. Julieta De Battista, se propone como objetivo presentar un sesgo de los testimonios escritos por la actriz: la función de sostén que algunos de sus vínculos tenían respecto de sus arreglos frente a un inexorable desorden en la juntura más íntima del sentimiento de la vida, cuya traducción clínica será una vivencia de indignidad permanente.