La presente tesis analiza las reformas de la formación docente puestas en marcha durante el gobierno de la “transición democrática” (1983-1989) indagando las particularidades que asume la elaboración de la política educativa en este contexto histórico. El abordaje recupera tres ejes considerados fundamentales para el análisis de dichos procesos: los argumentos que las sustentan, los ámbitos donde se elaboran y la figura del reformador. Dichos ejes aluden a la relación, siempre presente en los momentos de reforma, entre el campo de la política educativa y el campo intelectual de la educación convirtiendo al reformador en un actor clave en tanto mediador entre ambos espacios. La centralidad que la formación docente adquirió en las políticas de transformación educativa a lo largo del siglo XX vuelve a estas reformas un objeto interesante para observarlas desde estos ejes de análisis.
El período que se recorta en esta tesis es importante por varios motivos. En primer lugar, es un momento fructífero para analizar la relación entre los intelectuales y el gobierno, en tanto supuso nuevas formas de vinculación y una confianza renovada en la política y la democracia luego del largo ciclo de inestabilidad que sobrevino con las últimas dictaduras militares. En segundo lugar, se trató de un momento histórico donde la idea de reforma y transformación estuvo incluída en un intento de “modernización democrática” siendo la educación uno de los pilares de la misma. Finalmente, por que en relación a la reforma y, más específicamente, a la formación docente, evidencia desplazamientos y nuevas formas de intervención dando paso a la, cada vez más directa, participación de organismos internacionales y regionales y otras organizaciones en el proceso de elaboración de la política.