Creemos en la necesidad de formar un individuo que sea capaz de entender y producir un número ilimitado de lenguajes; pero, al mismo tiempo, que tenga la capacidad de producir situaciones comunicativas potenciales, mediante la instauración de un sistema de reglas generadoras para una situación ideal de comunicación dada. Entender y producir lenguajes pertenece al nivel de la competencia lingüística, pero si a esto le agregamos la producción de hechos comunicativamente potenciales, definimos un nuevo nivel: el de la competencia comunicativa. La competencia comunicativa abarca tanto las condiciones internas del discurso como la situación de comunicación en la que se produce el discurso.