Después de casi 70 años de iniciada la enseñanza de Jacques Lacan en el Psicoanálisis podemos establecer en qué consistió su invalorable contribución. No se trata de relevar cada uno de los puntos que Lacan interpretó novedosamente o cada uno de sus diversos aportes, sino cuáles fueron los giros claves que introdujo y que tuvieron repercusión de distinta magnitud en casi todos los rincones de la teoría psicoanalítica. Un aporte indudable y que ha tenido un efecto revolucionario en la lectura de Sigmund Freud, es haber distinguido tres registros en el psicoanálisis: real, simbólico e imaginario. Al mismo tiempo y no menos revolucionario fue definir el inconsciente estructurado como un lenguaje, dando por tierra con la clásica definición del inconsciente como sede de los instintos vigente hasta la llegada de Lacan. Otro fue la invención del objeto a inexistente en Freud y solo articulado en la enseñanza de Lacan, invención ligada indisolublemente a la distinción entre la realidad y lo real uno de los tres registros deslindados en dicha enseñanza. Pero todo esto no puede ser articulado sin el recurso a la lógica y la topología.