“El Museo como institución singular y versión totalizadora de la realidad se ha transformado en una pluralidad de museos que ponen en juego muy diversas prácticas discursivas.” Este enunciado sintetiza en pocas palabras el cambio paradigmático que impacta fuertemente en el accionar político institucional y educativo de los museos en la actualidad, a saber: la apertura hacia la pluralidad de interpretaciones y usos sociales en torno al patrimonio. Este giro conceptual que algunos autores denominan como el pasaje del discurso monológico al dialógico (Gutierrez Estevez, 1998)1 se sustenta en una serie de presupuestos que hacen del patrimonio un concepto dinámico producto de una construcción social situada, en un contexto socio-político particular y como tal, factible de nuevas y variadas interpretaciones (Prats, 2005).