La relación figura-fondo ha sido un tema de la psicología de la Gestalt que formuló una ley sobre la estructuración de la percepción a partir de recortar figuras sobre un fondo más o menos estructurado. Pero también ha sido un tema de indagación en lo teórico y lo plástico para el arte concreto argentino entre 1940 y 1950. En el afán de profundizar su búsqueda de un arte no representativo, la AACI o el Perceptismo indagaron sobre las posibilidades de anular la relación figura-fondo en tanto resto de la pretérita pintura representativa. Considerado como un efecto ilusorio, se buscaba eliminar la diferenciación figura-fondo en la superficie del plano. Este tema, según la opinión de los concretos, aún no había sido superado por las tendencias abstractas (por ejemplo, Mondrian o Van Doesburg).
Desde una perspectiva histórico-crítica, nos valemos del concepto de traducción, que Rose retoma de Latour y Callon, para analizar las negociaciones que se gestan entre ciertas verdades psicológicas estabilizadas y los diferentes loci (en este caso, el arte) que hacen uso de las mismas. Nuestra concepción de la traducción en este caso sería bidireccional. Por un lado, esto supone un sentido que involucre a las traducciones que la psicología hace de las demandas sociales más amplias (como las del arte) para formular sus problemas y construir sus objetos de estudio. Y, por otro lado, las traducciones que esas otras áreas de la actividad y el conocimiento humanos hacen de los desarrollos científicos.
En función de lo anterior, lo que el presente análisis muestra es que el arte concreto argentino de las décadas de 1940 y 1950 se valió de los desarrollos de la Gestalt como uno de los discursos científicos que funcionaron como zócalo para sus propuestas estéticas.