No es idea de esta ponencia debatir con autores de la talla de Mario Carlón o Carlos Scolari sobre si hay un final (por ahora sólo anunciado) para un medio de masas como es la televisión, sobrados argumentos han presentado para disuadirnos o ampliarnos la mirada que justifica esta afirmación. Lo cierto es que estas intervenciones nos permiten recuperar aportes y miradas que se tuvieron de la televisión durante su tumultuosa vida. Eliseo Verón en el 2007 señalaba: “la televisión, ese fenómeno masivo que conocimos, materializado en ese mueble entronizado en el living-room de nuestra casa, que activaba la socialidad familiar, etc., está condenado a desaparecer“. No sólo hace referencia al aparato televisor sino que incluye en este enunciado a la televisión como medio de comunicación masivo. Su análisis toma el texto de Umberto Eco “La transparencia perdida”, de 1984, con las ampliación teóricas que más adelante le hicieran Casetti y Odin (1990) para hablar de las etapas que se le reconocen desde los estudios académicos a la televisión y el modo de cómo llegamos a una tercera, de defunción.
A su vez, el texto de Alejandro Piscitelli, de 1995 también toma el texto de Eco como base de su análisis. Señala dos causas del fallecimiento de la televisión: la primera, relacionada a la forma de ver televisión, hoy se elige dónde (en qué dispositivo) y cuándo consumir un producto audiovisual y, la segunda, la muerte del aparato televisivo (televisor), dado que se fusionaría con Internet y se convertiría en uno nuevo. Como señala la descripción a continuación “al tiempo que ofrecen un consumo individualizado y móvil de productos culturales (televisión, cine pero también libros, música o radio), el hecho de que estos dispositivos puedan conectarse a internet vía 3G o WiFi abren un mundo de posibilidades para el usuario final.” La recuperación del texto de Umberto Eco es la excusa que nos permite retomar categorías o parámetros utilizados para el análisis de la televisión que nos sirven para poder describir su presente. Qué sucede hoy con la televisión digital (donde el apagón analógico aún no llega o se complejiza) como medio, como dispositivo que articula prácticas sociales y sigue interviniendo en la opinión pública.