El censo poblacional de 2010 indica que alrededor del 30% de las viviendas de la región algodonera poseen cerramientos horizontales formados por chapas de acero galvanizado, sin ningún tipo de cielorraso. Este tipo de cubierta, sin aislación térmica, redunda en una falta de confort y consumo excesivo de energía, produciéndose además en épocas invernales el fenómeno de la condensación superficial, que genera humedecimiento de la envolvente, propiciando el crecimiento de hongos y el desarrollo de afecciones crónicas (alérgicas y respiratorias).
Frente a esto, se propone el empleo de elementos constructivos compuestos por residuos de desmote del algodón, aportando de manera innovadora una solución viable a la problemática ambiental (aprox. 1.195.000 m3) de residuos por campaña sin uso previsto), a la reducida demanda laboral de este sector agroindustrial, y al fuerte déficit habitacional existente en la región, mediante nuevas tecnologías de reducido costo, rápida ejecución y adecuadas características de aislamiento térmico.