El crecimiento natural de la población demanda la concreción de nuevas edificaciones para diferentes usos (vivienda, trabajo, servicios, etc.), que deberían contemplar la problemática del siglo XXI: el uso eficiente de los recursos, como la ENERGÍA, que hace posible la vida y el desarrollo. La alta demanda de energía eléctrica de la Edificación en Argentina se debe a la necesidad primordial de satisfacer sus funciones básicas de habitabilidad higrotérmica, que se manifiesta con mayor intensidad durante los períodos climáticos críticos. En los últimos 40 años tuvo lugar un proceso de urbanización acelerado, con crecimiento edilicio cuantitativo, que cualitativamente presenta deficiencias importantes desde el punto de vista de la habitabilidad, en relación con la tecnología de la construcción. Argentina ha devenido en un país dependiente de la importación para producir energía, las cual se destina entre un 35% a un 50% a la edificación según zona geográfica y climática: desde el 2003 se han exportado cerca de US$10 Mil Millones anuales para adquirir Gas Natural y Petróleo. El 66% de la energía eléctrica generada proviene de fuentes fósiles. 32% tiene origen en nuclear e hidráulica. La oferta de energía “limpia” no cubre actualmente el 2% de la demanda total y para el 2050 alcanzará solo el 10% de la demanda total. Argentina se beneficiaría con una política de estado nacional que aliente la materialización de edificaciones energéticamente eficientes que contemplen calidad habitacional de los usuarios. La Energía como factor de diseño de la Tecnología de la Construcción resulta fundamental para garantizar la calidad de vida de los habitantes, a través del acondicionamiento natural y la protección de los espacios interiores edilicios.