En el trabajo presentado, con un ejemplo simplificado, fundado en el uso de cash flows, se demuestra la falacia de apelar al resultado de la acción empresaria que surge del estado de resultados de la entidad de que se trata, para intentar valorar el que correspondería asignarle en la expectativa de un inversor.
Recurrir a los flujos de efectivo para establecer el valor que la empresa podría representar debido al cambio experimentado en los fondos disponibles – que normalmente no acompaña del mismo modo a las ganancias o pérdidas cambiantes conseguidas –, es irreconciliable con las variaciones que los estados contables demuestran en el patrimonio neto como consecuencia de los resultados periódicos.
Sin embargo, ese modo de interpretar si será o no ventajosa la inversión a efectuar, acudiendo a la evolución de los cambios de efectivo para establecer cuanto se modifica el valor de la empresa, no debe considerarse concluyente, porque está afectado por otros motivos, casi todos imprevisibles. Siempre se requiere la prospección de lo que ocurrirá, con horizonte y tasas indefinidas, y efectos basados en hechos imprevisibles, al enfrentarse con una economía respondiendo a eventuales modificaciones.
Todo dirige hacia el entendimiento que se trata de una cuestión que se plantea con situaciones fuertemente particularizadas, que entorpecen la perspectiva de resolución racional, porque responden a un exagerado número de factores comprometidos en la decisión y tienen, por ello, un alto contenido emotivo, incomprensible de antemano.
El auxilio de la contabilidad es, indudablemente, exiguo, debido a que se la reconoce demasiado vinculada con hechos, con actos ocurridos y que su respaldo en el cálculo financiero depende más de tasas de capitalización que de tasas de descuento, siendo éstas imprescindibles para vislumbrar resultados futuros que darán valor a una inversión.
La valoración de la empresa se define siempre con una apreciación unificada y representa lo que alguien está dispuesto a pagar y el propietario acepta, al concretarse la transacción sobre su venta.