Algunas corrientes filosóficas, como el idealismo y el materialismo dialéctico (Salazar, 2008), confrontan de manera antagónica uno de los problemas más trascendentales de la racionalidad: la distinción entre una conciencia omnipresente y prexistente capaz de concebir, diseñar y crear una realidad susceptible a ser descubierta frente a una conciencia que, como resultado de la evolución y el azar, ha logrado en las formas más complejas de vida tal nivel de especialización que no sólo ha sido capaz de aproximarse al conocimiento de esa realidad [naturaleza] que le antecede, sino que ha encontrado en ella regularidades que le permiten conocerla, explicarla y transformarla.