El feminismo trajo el cuestionamiento de muchas actitudes, prácticas sociales e ideas que estaban muy instaladas en la sociedad.
Una de ellas es la puesta en práctica del lenguaje inclusivo en escuelas, universidades y en la vida cotidiana en general. Sin embargo, la Real Academia Española, que se postula como la verdad absoluta del lenguaje y el habla, rechaza la inclusión del femenino en el discurso y si bien se suele tomar a la RAE como bandera legítima aunque acepta palabras como “murciégalo”, si esta entidad no lo acepta, ellos/as tampoco. Este artículo pretende demostrar cómo al lenguaje inclusivo todavía le falta un largo trecho para recorrer y acomodarse a los cambios que la sociedad ya está experimentando.