El siguiente trabajo se propone rastrear dentro del documental de Sini Anderson “The Punk Singer” del año 2013, las características del movimiento de mujeres punks y músicas durante la década del noventa pertenecientes a lo que se denominó “la tercera ola feminista”. El punk ha nutrido al feminismo de una nueva conformación subjetiva que atraviesa las prácticas anticapistalistas de un modo alternativo y desviado. El documental se centra en la vida de Kathleen Hanna, una de las representantes de este movimiento y fundadora de Riot Grrrl y titular de tres proyectos musicales: Bikini Kill, Le Tigre y The Julie Ruin. Las diferentes intervenciones muestran como durante los noventa el feminismo seguía de pie y buscando nuevas formas de hacerse visible y audible. De qué manera el punk rock aparece en las narrativas, música y prácticas feministas como una forma crítica hacia la opresión de género, pero también hacia los modos segregacionistas de algunos sectores del feminismo con los que no se sentían representadas.
La música ha sido un espacio/territorio en donde no sólo confluyen diferentes intereses creativos y artísticos, sino también una forma de protesta, denuncia y crítica social. El punk ha sido y sigue siendo un sub-género dentro del rock que se ha caracterizado por ser contestatario no sólo de los sistemas de dominación, opresión y disciplinamiento, sino también de los propios sectores que se han considerado críticos a estos sistemas.
El punk es una alternatividad en lo musical y junto a la perspectiva feminista se convierten en una forma de habitar el mundo que rompe con los estereotipos identitarios de género. Una oda a la sublevación.