El cruce perpendicular de dos direcciones, norte-sur y este-oeste define los dos grandes problemas de integración de la ciudad de Buenos Aires. Por un lado la ya centenaria ausencia de una relación franca de la ciudad con el río, perdida con la construcción del Puerto Madero y nunca recuperada; por el otro, el desbalance entre el sur y el norte. Un norte saturado de funciones urbanas metropolitanas y un sur barrial empobrecido que necesariamente deben tender a equilibrarse. Frente a este desafío, entendemos que la propuesta del Paseo del Bajo, que unirá definitivamente el sistema circulatorio vehicular Norte-Sur del área metropolitana, es una oportunidad para comenzar a resolver un problema más vasto. Un nuevo sistema vial que en principio pareciera dividir aún más el sector, debe servir para integrar.