Al pensar el problema del uso y abuso de las drogas tanto legales como ilegales, notamos que perdura cierta invisibilidad de las mujeres en los discursos, estudios, como en guías de prevención y tratamientos. Desde una mirada androcéntrica de atención y justificación del varón como consumidor o posible consumidor.
Y en los casos en que se incluye a las mujeres, es de forma estereotipada.
Relacionando su consumo a “problemas de las mujeres” como automedicación, forma desviada de la feminidad, compensación de deficiencias físicas o mentales, etc. Aunque algunas publicaciones más actuales también las incluyen en el uso lúdico y recreativos de las drogas.
Esta invisibilidad transita los caminos de la desigualdad de géneros por roles estereotipados, la doble-triple vulnerabilidad, una mirada científico técnica, farmacopolítica y la falta de perspectiva de géneros como metodología, en el sentido de la construcción de los cuerpos que se habitan en tanto mujer o varón en nuestra sociedad.