En Neuquén es urgente pensar colectivamente los alcances de la relación de género-cuerpo-poder en las escuelas, particularmente en la clase de Educación Física; nuestros discursos y nuestras prácticas (bañadas de performatividad) no parecen acompañar la realidad social que nos circunda.
Reflexionamos acerca de si la normativa --y su lenguaje-- plasma las necesidades o, por el contrario, tiene otros intereses. Nos preguntamos, si acaso no sería más plausible, resignificar al género como un poder en sí mismo que moldea los cuerpos. En consecuencia , examinamos nuestras prácticas en el mismo sentido: los cuerpos –nuestros alumnos-- vivencian o ¿padecen? sus sexualidades en la escuela. Por ahora, el análisis esboza una búsqueda tras el exitismo falonarcisista, en detrimento de los cuerpos ortopédicos y abyectos.
Visibilizar esta realidad –tomar conciencia-- es un camino para cambiar nuestros discursos y acciones, entendiendo que no hay cuerpos sacrificables en una sociedad que respete los valores humanos y principios de libertad esenciales.