Los tiempos inmemoriales cuentan hechos de guerra en las diferentes culturas, enfrentamientos por intereses económicos, políticos, religiosos, culturales y latifundistas crearon las sombras de periodos nefastos, la paz se vislumbra como el momento anhelado del fin al fuego hostil. Colombia ha contribuido en estos relatos, a finales de los años 40 inicia una época oscura de casi 60 años, durante ese tiempo el deporte se convirtió en mediador, junto a las noticias nefastas se elevaban glorias a atletas que nacían entre los escombros de la lucha armamentista, se buscaba la forma de legislar a favor de proyectos que contribuyeran al uso respetuoso del deporte como medio de amistad, solidaridad, justicia, inclusión y equidad; durante el conflicto, los diálogos de paz y el pos conflicto, se legisla a favor del deporte, ya tenía la relevancia de incluir los paralímpicos, por el creciente aumento de personas en situación de discapacidad, de la mano iban los militantes con secuelas de guerra, ahora son héroes en campos deportivos, luciendo en sus pechos las preseas por competencias, siguen con la representación de su país, entonando el himno nacional en el pódium , dejando de lado el recuerdo solemne del gloria inmarcesible en las marchas fúnebres.