En tiempos donde el concepto clave en el cual gira la vida cotidiana es el de riesgo, y la sociedad parece buscar cada vez más herramientas para protegerse, emerge con fuerza una actividad caracterizada por el peligro: el montañismo. Dicha paradoja, orientadora del trabajo, me lleva a recorrer no sólo el mundo de los escaladores, sino también la cultura actual y su vínculo indiscutido con la construcción del binomio: cuerpo/comunicación, y las resignificaciones y subjetividades que lo componen.
Abordar el deporte de montaña, como práctica cultural, implica adentrarme en conceptos de identidad, corporalidad, deseo, vértigo y riesgo, apropiados y trabajados de modo transversal, desde distintas disciplinas de las Ciencias Sociales.